viernes, 1 de mayo de 2015

Tiempos modernos.




"La lucha por ser feliz en una sociedad de progreso"



Tiempos modernos es una película escrita, dirigida y protagonizada por Charles Chaplin y estrenada en 1936. Esta película es un claro reflejo de las deplorables condiciones de vida de un individuo de la clase obrera en el contexto de la Gran depresión, una crisis económica mundial que tuvo lugar durante la década de 1930, años previos a la Segunda Guerra Mundial.

El personaje principal de la película, Charlie, es un obrero metalúrgico cuyo trabajo consiste en apretar tuercas, formando parte de una cadena de montaje que funciona a un ritmo extenuante. Con frecuencia, las complejas máquinas con las que trabajan él y sus compañeros se estropean, atrapándoles, como ocurre con una máquina especialmente diseñada para acelerar el tiempo que los trabajadores dedican al almuerzo. El trabajo que desempeñan es tan alienante que Charlie termina perdiendo la razón y atacando a una mujer, por lo que es llevado a un hospital psiquiátrico. 

Una vez recuperado, encuentra otro trabajo pero una huelga es proclamada. Confundido con el líder de los manifestantes por agitar la bandera roja por error, es encarcelado; pero su estancia en prisión no dura mucho. Una vez fuera, se encuentra con una huérfana acusada de robar comida, y trata de inculparse a sí mismo en su lugar, aunque al final terminan por ser detenidos ambos.

Charlie y la huérfana consiguen escapar y él consigue trabajo en unos grandes almacenes, adonde sus antiguos compañeros en la fábrica acuden a robar, tremendamente empobrecidos. Cuando el hombre despierta al día siguiente, ha sido encarcelado una vez más. Sin embargo, una vez es puesto en libertad encuentra trabajo de nuevo en un cabaret junto a la huérfana. La película finaliza tras una persecución de la policía que termina por echarles a ambos del local, y una vez a salvo ambos discuten acerca de la posibilidad de llevar una vida mejor.

Tiempos modernos no es solo una comedia, sino también un reflejo de la sociedad de la época. La industrialización y la producción en cadena son los dos elementos protagonistas, y su importancia para la película transmite claramente el mensaje que Chaplin buscaba: una crítica al capitalismo del momento. La mecanización del trabajo, la producción en cadena, los salarios que únicamente permiten subsistir al obrero, el estrés, el dominio de los opresores, el hambre, la pobreza y la injusticia social eran el día a día de la clase más baja y vulnerable de Estados Unidos en plena revolución industrial, tal y como había ocurrido en el siglo anterior en el contexto durante el cual Marx elaboró sus teorías sobre el Materialismo histórico: son las bases económicas y los modos de posesión de los bienes materiales los que se encuentran a la base de toda transformación social. Según el filósofo, esta situación de opresión terminaría cuando los obreros se organizasen y lucharan contra el opresor sistema capitalista, como ocurre con los manifestantes en la película.

Esencialmente, la película enfoca desde una perspectiva marxista la alienación del trabajo: los obreros eran víctimas del estrés y del cansancio físico e incluso psicológico hasta el punto de que perdían totalmente su condición de humanos tal y como le ocurre a Charlie cuando agrede a la mujer. Además de ser un referente para el cine de todos los tiempos, recomiendo totalmente la película ya que nos proporciona una perspectiva humorística acerca del conflicto de la lucha de clases en una sociedad tan desigual como la estadounidense de los años 30.

miércoles, 1 de abril de 2015

¿Bello o sublime?


¿Alguna vez has mirado a un cielo repleto de estrellas y te has dado cuenta de lo insignificantemente pequeños que somos en comparación con el universo? En ese momento nos invaden dos sensaciones profundamente contradictorias: el placer de ser capaces de reflexionar acerca de la idea ante nuestros ojos, y el dolor de vernos ridículamente pequeños a su lado. Este conjunto de sensaciones es precisamente lo que Kant define como "lo sublime".
"El sentimiento de lo sublime es, pues, un sentimiento de displacer debido a la inadecuación de la imaginación en la estimación estética de magnitudes respecto a la estimación por la razón, y a la vez un placer despertado con tal ocasión precisamente por la concordancia de este juicio sobre la inadecuación de la más grande potencia sensible con ideas de la razón, en la medida en que el esfuerzo dirigido hacia éstas es, empero, ley para nosotros."
Siguiendo el ejemplo anteriormente expuesto, llega un momento en el que nuestra imaginación rechaza la representación de la inmensidad de los espacios y mundos, ya que cualquier magnitud se queda pequeña ante lo imaginado. Es por esto que la experiencia, siempre finita, se ve humillada mientras que la idea se muestra triunfante. El espíritu del hombre vence a la naturaleza, y esa mezcla de humillación y orgullo, de respeto y desdén hacia sí mismo, constituye lo sublime. Kant distinguió también un sublime “matemático” proveniente del intelecto y otro “dinámico” a partir de los sentidos: el matemático se opone a la comprensión, mientras que el dinámico puede amenazar nuestra integridad física, como puede ser cualquier fenómeno natural. 

¿Qué relación hay, pues, entre lo bello y lo sublime? Ambos nos producen placer y presuponen un juicio de reflexión. Sin embargo, mientras que lo sublime nos conmueve y sobrecoge o, incluso, nos aterroriza, lo bello es simplemente una contemplación tranquila, reposada. Existen cuatro diferencias básicas que nos permiten distinguir entre algo bello y algo sublime según el filósofo prusiano:
  1.  Lo bello de la naturaleza se refiere a la forma de un objeto, su limitación. Por el contrario, lo sublime puede darse en un objeto carente de forma, en cuanto en él es representada la ilimitación y pensada una totalidad de la misma.
  2.  En lo bello intervienen tanto la imaginación como el entendimiento, mientras que en lo sublime el entendimiento se ve sustituido por la razón.
  3.  Lo bello impulsa a vivir y es por esto que puede jugar con nuestra imaginación, mientras que la satisfacción producida por lo sublime es un placer indirecto nacido del sentimiento de una suspensión temporal de las facultades vitales, inmediatamente seguida de un desbordamiento fuerte de las mismas; ya no juega con la imaginación, sino que la ocupa en su totalidad.
  4. En lo sublime, la naturaleza violenta la imaginación haciendo que ésta imagine lo que no ve.
En la actualidad, también empleamos distintamente los adjetivos "bello" y "sublime" aunque atendiendo al grado de elevación de la persona u objeto del que se habla, siendo el segundo aplicado a aquellas concepciones mentales o producciones artísticas de grandeza y sencillez admirables.

sábado, 21 de marzo de 2015

Libertad

¿Cómo podríamos definir el concepto "libertad"?

La idea habitual sobre "libertad" es aquella que relaciona las acciones que realizamos con la espontaneidad, el libre albedrío. Es decir, que para que una acción se lleve a cabo con libertad, no debe estar movida por la necesidad, sea del tipo que sea. Pero si esto fuese así, ¿Cómo podríamos atribuir responsabilidad a nuestros actos? Lo puramente azaroso no es prueba de ningún tipo de principio mental, sea bueno o malo, por lo que no puede ser reprochable o admirable al no poder atribuírsele responsabilidad moral alguna.

Debemos comenzar, pues, por analizar el concepto de "necesidad" que habitualmente contraponemos al de "libertad". Podríamos definir la necesidad como aquella fuerza coactiva que une la causa y el efecto, lo que en el comportamiento humano se traduciría por el motivo y la acción. Siempre que podamos encontrar una causa, esta incluirá una necesaria relación con su efecto. Es decir, que el concepto de "necesidad" se encuentra dentro del de "causa", aunque en nuestras mentes no siempre seamos conscientes de esta conexión. Pero de no existir esta relación, las acciones serían incausadas y por tanto azarosas, careciendo de sentido. Es por esto que la libertad debe estar basada en actos voluntarios, ya que estos sí tienen causas que los determinan.

Aquí es donde encontramos la crítica que David Hume realiza al concepto habitual de "libertad" relacionado con lo espontáneo y libre de necesidad. El filósofo, por el contrario, entiende la libertad como "el poder de actuar o de no actuar de acuerdo con las determinaciones de la voluntad". Para Hume, los actos libres siempre están determinados por uno o varios motivos, desde el carácter de una persona hasta sus sentimientos o pasiones. Pongamos el ejemplo de una persona que habla cuando puede mantenerse en silencio. Hablamos porque queremos transmitir una idea, porque nos gusta relacionarnos con los demás, porque necesitamos desahogarnos... Pero estas determinaciones siempre se basan en la necesidad y no en la coerción, puesto que cuando un individuo se ve forzado a actuar, la responsabilidad de sus actos recae en el que le oprime y no en el oprimido, quien deja de ejercer su voluntad. Si callase sin poder no hacerlo, no sería una acción libre, pero tampoco movida por el azar.

El desarrollo de la idea de "libertad" por Hume va mucho más allá, pero centraré mi reflexión acerca de esto último, aquello que se refiere a la coerción. ¿Hasta que punto somos libres en la actualidad? El tema del aborto o la llamada "ley mordaza" son solo ejemplos de la restricción a la que está sometida nuestra capacidad para decidir sobre nuestras propias vidas. Vivimos en una situación de aparente libertad, pero muchas veces no nos damos cuenta de todas las opciones que se nos niegan con cada decisión que toman los gobiernos por nosotros, los ciudadanos, a veces incluso a sabiendas de que con ello coartan nuestra voluntad. Por eso es muy importante que nos concienciemos acerca de lo que ocurre a nuestro alrededor y actuemos en contra de cualquier tipo de represión hacia nuestras libertades porque, al fin y al cabo, solo gracias a ellas podemos vivir nuestra propia vida y no la que nos obligan a vivir los demás.



sábado, 31 de enero de 2015

Leonardo da Vinci

Resulta difícil evaluar la importancia de Leonardo da Vinci en la historia de la filosofía y especialmente, de la filosofía científica; la ausencia de textos finalizados y formalmente filosóficos no nos proporciona una estructura fiable y clara de su pensamiento que nos permita clasificarlo o compararlo con la filosofía de otros autores. Sin embargo, en esta entrada destacaré algunas de sus ideas acerca de la naturaleza y el método científico.

El artista no se formó en la escuela, sino en el taller del Verrochio; lugar que poseía una doble función: taller artesanal y escuela de técnica. Por lo tanto, nunca recibió una educación verdaderamente teórica. En un marco medieval en el que el pensamiento sitúa indistintamente al hombre y a la naturaleza como creaciones de Dios, se presenta al primero como un ser no natural que mediante el pecado, introduce el mal en el mundo (puesto que la naturaleza por sí misma no puede ser mala). Destacan, pues, las ideas de Da Vinci que exaltan y dignifican la figura del hombre, influenciadas por el pensamiento de la Academia Platónica.

Contrario a la visión medieval que dividía el mundo entre lo natural y lo humano, Leonardo mantiene una postura en la que “Il mondo maggiore” es similar al “mondo minore”, puesto que ambos se componen de agua, aire, tierra y fuego.  
“La Tierra tiene alma vegetativa ya que su carne es la tierra, sus huesos son las piedras, su sangre es el agua..."
Esta concepción de la Tierra como un ser es la misma que encontramos en el Timeo de Platón, aunque un elemento la distingue del resto de ideas antropomórficas contemporáneas al artista: la teleologia.
"La naturaleza ha ordenado que el ojo del hombre por sí mismo se cierre, de manera que, de lo contrario, mirando durante el sueño, no sea herido por alguna cosa."
Fragmento del estudio sobre el pie humano realizado por da Vinci
Según esta afirmación, Leonardo poseía una visión de la naturaleza como un ser providente. La misma visión se puede encontrar hoy en día en textos de carácter científico, en los que se refleja cómo el desarrollo de cierto órgano de la anatomía de una especie determinada responde a la necesidad de sobrevivir de dicha especie. Por lo tanto, se puede decir que el principio de razonamiento de Leonardo da Vinci se basaba en la funcionalidad: el mundo funciona como una máquina y de esta forma, entender el por qué de algo es entender su utilidad. Esta idea sirve para explicar la presencia y la ausencia de las cosas que nos rodean, planteamientos que terminarán por derivar hacia la divinización del hombre y la humanización de la naturaleza que servirán de base al pensamiento de filósofos como Spinoza. 

Adentrándose en el terreno epistemológico, el artista niega que mediante la experiencia sea posible conocer o demostrar el concepto de alma o el de vida. Como alternativa a abstracciones vagas propone una "cognizione integrale" obtenida por medio de los sentidos: solo a partir de ellos se puede llegar a conocer. Al igual que ocurre con el empirismo aristotélico, para Leonardo la experiencia es la base de toda certeza, pues las verdades que no han pasado por los sentidos son engendradas de pobreza de ingenio y por tanto, vanas y dañinas. De acuerdo con esta idea, no es de extrañar que cualquier ciencia que no nazca de los sentidos o la experiencia le parezca a Da Vinci vana y errónea. La experiencia es, metodológicamente, el principio de nuestro conocimiento; pero ontológicamente es tan sólo la manifestación de una realidad subyacente a la que la experiencia se subordina. De esta forma, ciencias puras y ciencias aplicadas forman un sólido círculo unitario: primero experiencia, luego razón. Es decir: primero la práctica y luego, la teoría.

La filosofía de Leonardo da Vinci se basa, pues, en la naturaleza y en la ciencia. Su personalidad perfeccionista, unida a su realismo en la pintura y a su voluntad de conocer lo que le rodea antes de reproducirlo en sus obras llevó al artista a realizar un ataque frontal al dogmatismo y a reivindicar la importancia de la experiencia y la práctica frente a la simple teoría enseñada en las escuelas. 

viernes, 2 de enero de 2015

Cuestión de cinismo

Cuando actualmente se habla de "cinismo", se suele hacer referencia a actitudes desvergonzadas a la hora de mentir o de defender acciones ciertamente reprochables. En este sentido, el término se acerca a lo que en su día defendieron los llamados "cínicos", filósofos de la Antigua Grecia que vivieron durante la segunda mitad del siglo IV a.C. y cuyos rasgos más característicos fueron:

  • La adiaforía o indiferencia
  •  La anaideia o desvergüenza
  • La parresía o franqueza

La palabra "cínico" proviene del griego κύων (kyon), perro; debido al extravagante y frugal estilo de vida de aquellos que pertenecían a esta escuela. Los cínicos rehuían de la vida civilizada considerándola un mal, y buscaban la felicidad en una vida sencilla y acorde con la naturaleza. Esto se debía a que, según esta corriente filosófica, el bien se encontraba dentro de los propios humanos así como los elementos que le proporcionarían la felicidad; lo único que los hombres debían lograr era la sabiduría y la libertad espiritual que les conduciría hasta ella. De esta forma, se despreciaba cualquier preocupación de tipo material dado que cuantas menos necesidades tuviese, el hombre era más libre y más feliz.

Desde mi punto de vista, la actitud de los cínicos hacia la felicidad no iba del todo desencaminada. Si bien es cierto que un mínimo nivel económico es necesario para satisfacer nuestras necesidades vitales, la mayoría de posesiones materiales que deseamos a lo largo de nuestras vidas tan solo nos aportarán placer durante un tiempo limitado, puesto que terminaremos por hallar un nuevo bien que creeremos necesitar aún más que el anterior y así sucesivamente. De este modo, tan solo podremos encontrar la verdadera felicidad si ahondamos en los aspectos inmateriales de nuestra vida, como pueden ser nuestras relaciones con aquellos que nos rodean o nuestra salud. No estoy de acuerdo, por lo tanto, con la afirmación de que la vida orientada a la naturaleza es mejor que la orientada a la civilización: es la relación entre seres humanos la que proporciona en muchos casos la felicidad al individuo, pese a los problemas puntuales que pueda desencadenar (rupturas de pareja, discusiones entre amigos o familiares) o los conflictos derivados de la creación de estructuras sociales complejas (pérdida de trabajo, deudas, corrupción). Para mí, la felicidad consiste en conformarse con lo que uno tiene y afrontar con actitud positiva los problemas a los que nos vemos sometidos durante nuestra vida dentro de una sociedad.

Pese a lo contradictorio que pueda resultar teniendo en cuenta el sentido que ha tomado la palabra "cinismo" hoy en día, creo que nuestra sociedad debe cambiar hacia una actitud más acorde con aquella de los cínicos de la Antigua Grecia. En un mundo dominado por el capitalismo y la globalización, los individuos nos mostramos cada vez más apegados a lo material y descuidamos nuestra atención sobre los aspectos inmateriales que nos rodean. No vendría mal un cambio hacia un estilo de vida orientado a estos aspectos, que nos permitiese disfrutar de todas las experiencias que tengamos la oportunidad de vivir. Y aunque quizás algunas no sean del todo positivas, podremos aprender de ellas de igual forma: al fin y al cabo, es la sabiduría la que, según los antiguos cínicos, nos conducirá hasta la felicidad.