sábado, 21 de marzo de 2015

Libertad

¿Cómo podríamos definir el concepto "libertad"?

La idea habitual sobre "libertad" es aquella que relaciona las acciones que realizamos con la espontaneidad, el libre albedrío. Es decir, que para que una acción se lleve a cabo con libertad, no debe estar movida por la necesidad, sea del tipo que sea. Pero si esto fuese así, ¿Cómo podríamos atribuir responsabilidad a nuestros actos? Lo puramente azaroso no es prueba de ningún tipo de principio mental, sea bueno o malo, por lo que no puede ser reprochable o admirable al no poder atribuírsele responsabilidad moral alguna.

Debemos comenzar, pues, por analizar el concepto de "necesidad" que habitualmente contraponemos al de "libertad". Podríamos definir la necesidad como aquella fuerza coactiva que une la causa y el efecto, lo que en el comportamiento humano se traduciría por el motivo y la acción. Siempre que podamos encontrar una causa, esta incluirá una necesaria relación con su efecto. Es decir, que el concepto de "necesidad" se encuentra dentro del de "causa", aunque en nuestras mentes no siempre seamos conscientes de esta conexión. Pero de no existir esta relación, las acciones serían incausadas y por tanto azarosas, careciendo de sentido. Es por esto que la libertad debe estar basada en actos voluntarios, ya que estos sí tienen causas que los determinan.

Aquí es donde encontramos la crítica que David Hume realiza al concepto habitual de "libertad" relacionado con lo espontáneo y libre de necesidad. El filósofo, por el contrario, entiende la libertad como "el poder de actuar o de no actuar de acuerdo con las determinaciones de la voluntad". Para Hume, los actos libres siempre están determinados por uno o varios motivos, desde el carácter de una persona hasta sus sentimientos o pasiones. Pongamos el ejemplo de una persona que habla cuando puede mantenerse en silencio. Hablamos porque queremos transmitir una idea, porque nos gusta relacionarnos con los demás, porque necesitamos desahogarnos... Pero estas determinaciones siempre se basan en la necesidad y no en la coerción, puesto que cuando un individuo se ve forzado a actuar, la responsabilidad de sus actos recae en el que le oprime y no en el oprimido, quien deja de ejercer su voluntad. Si callase sin poder no hacerlo, no sería una acción libre, pero tampoco movida por el azar.

El desarrollo de la idea de "libertad" por Hume va mucho más allá, pero centraré mi reflexión acerca de esto último, aquello que se refiere a la coerción. ¿Hasta que punto somos libres en la actualidad? El tema del aborto o la llamada "ley mordaza" son solo ejemplos de la restricción a la que está sometida nuestra capacidad para decidir sobre nuestras propias vidas. Vivimos en una situación de aparente libertad, pero muchas veces no nos damos cuenta de todas las opciones que se nos niegan con cada decisión que toman los gobiernos por nosotros, los ciudadanos, a veces incluso a sabiendas de que con ello coartan nuestra voluntad. Por eso es muy importante que nos concienciemos acerca de lo que ocurre a nuestro alrededor y actuemos en contra de cualquier tipo de represión hacia nuestras libertades porque, al fin y al cabo, solo gracias a ellas podemos vivir nuestra propia vida y no la que nos obligan a vivir los demás.